Ya que, sorprendentemente, tras una crisis provocada por la especulación urbanística las miradas se dirigían al servicio público, íbamos a salir un montón de funcionarios con nuestras "libreticas" (vale, vale, algunos apuntan en el iphone) con listas de ideas de cómo mejorar, optimizar o reconducir muchos servicios administrativos.
Yo era de esos. Pero tras ver pasar varias veces una implacable guadaña que tan sólo cercena a nivel presupuestario dejando además la incertidumbre de cómo se va a seguir prestando servicio, me he pasado al otro bando.
Me he pasado al bando de "cogeros todos por los brazos, agarraros fuerte y haced una barrera humana para defender lo nuestro". Y ya, como con los hijos, que el nuestro no será el más guapo, ni el más listo pero que, para nosotros, es el mejor. Y que no lo critiquen, que por mi hijo mato.
Pero luego llega unos compañeros funcionarios, de esos que le han robado al menos 1000 euros de su sueldo (que total seguro que lo iba a usar para comprar langostinos o desgravarse por amortizar hipoteca y eso que nos ahorramos) y resulta que esta semana, quitandole horas al sueño, a sus familia y al tour de francia, han conseguido implementar un proceso que hace más eficiente la gestión, ahorra tiempo a los trabajadores y pago de horas extras a los presupestos.
Y entonces te das cuenta que igual que pedíamos que la administración tenía que funcionar pero dedicar un espacio a revisarse y mejorarse, nosotros, los funcionarios tenemos que seguir actualizando nuestra "libretica" con las mejoras e ideas que se nos ocurran mientras defendemos las bondades y necesidad de un modelo público, plural e independiente.
Hoy es un día para apoyarnos, para lamernos las heridas de ver cómo nos quitan parte de nuestro sueldo para destinarlo a lugares con una gestión económica dudosa, de cómo perdemos derechos adquiridos para compensar ínfimamente agravios económicos. Hoy es un día para saber que no podemos dejar que nos quiten nuestros sueños. Que nuestras aspiraciones por mejorar el servicio no deben morir y hoy no tienen por qué estar más lejos que ayer.
Hoy es un día para creer y defender más que nunca lo público. Y para dar las gracias a Javier, Iñaki, Guillermo, Sergio y Belén por mantener la ilusión y contagiarnos.
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