Ayer el club de Opinión La Sabina nos invitó a la entrega de sus premios Sabina de Oro y de Plata. En su concepción, busca "ser un espacio de debate que contribuya a la presencia de la mujer con voz propia en nuestra sociedad", así que como para no ir !!
Pocas veces en este blog que nació enfocado en una dirección muy concreta, hemos hecho referencia al hecho de ser mujeres, pero sí hemos hablado muchas veces de situaciones que no entendemos, de sistemas estructurales que provocan injusticias y sobre todo de la necesidad de cambio. Dejadme que después de la tarde de ayer, reflexione sobre mí misma no como funcionaria, ni como deliberativa, sólo como mujer:
Soy una mujer a la que como a muchas otras, la vida no siempre se lo pone fácil, y que sin embargo con el tiempo voy aprendiendo que mis supuestos fracasos me llevan más lejos que mis supuestos éxitos.
Tengo un cuerpo de mujer que cada vez con más claridad va contando mi historia reflejada en señales que quedan en él grabadas, y que recorre un camino lleno de cómplices que me apoyan y acompañan.
Soy una mujer que a la vez es madre, que encontró en la maternidad una insospechada forma de ser más yo.
No sé si soy luchadora, pero sí se que soy soñadora y cuando pones nombre a tus sueños renunciar a ellos es renunciar a ti misma, así que no es constancia, ni lucha, es supervivencia.
Todo esto hace que de vez en cuando, en días como ayer, disfrute mezclándome entre mujeres que no se esconden. Entre esas mujeres que siguen teniéndolo difícil para acceder a puestos directivos, que siguen siendo víctimas de quien les hace daño porque las consideran suyas o que son las primeras víctimas en las situaciones de crisis, y que sin embargo, siguen buscando su lugar en un mundo donde la desigualdad ya pesa demasiado.
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