Hoy Expansión ha publicado un artículo titulado “Recetas para hacer más eficiente el sector público”. Se trata de un análisis de Ernst&Young. El tono general es el de otros análisis que buscan reformar la administración aplicando las fórmulas de la empresa privada. Esas que esta crisis ha demostrado que no funcionan.
Aún así he leído evitando caer en juicios de valor apresurados, y lo cierto es que hay puntos en los que es difícil no coincidir. Hoy en día todos estamos de acuerdo en que hay que reducir el gasto. En lo que no pensamos igual es en la forma de hacerlo.
El otro día me enteré de que hay consultoras trabajando en administraciones revisando sus contratos para reducir los gastos a proveedores. El pago se hace con un porcentaje de la reducción del gasto. Hasta aquí no parece que la cosa vaya tan mal. Todos ganan...... O no. Yo me pregunto por qué hay que acudir fuera para hacer algo que en muchos casos no han dejado hacer a los que conocen el terreno. ¿Qué habría pasado si en lugar de contratar a la consultora que todo lo puede, hubieran preguntado antes en casa?. Pues como mínimo que se habrían ahorrado ese porcentaje. Por no hablar de motivación, autorregulación o inculcar una cultura interna de ahorro.
¿Cuántas admistraciones les han preguntado a sus empleados opciones para reducir el gasto?, ¿en cuántas se ha buscado la complicidad de los funcionarios para ahorrar en lo grande o en lo pequeño pero prescindible?
Puestos a copiar modelos prefiero quedarme con los que funcionan y algunos de mis preferidos son dos empresas con bastante en común y de las que hablaban los periódicos este fin de semana: IKEA y Barrabés.
Sobre IKEA me quedo con el comentario de Clara Guasch, emigrante en la cuna de IKEA: "La cultura empresarial española necesita un cambio ¡ya! Es paternalista, patriarcal, jerárquica. Aquí lo primero es el desarrollo de la persona. Creo que en España no lo entienden. Cómo puede llegar a decirse 'no te pago por pensar'. En Ikea esto es inviable. Cualquier cosa que puedas plantear se debate y se valora".
De Barrabés, un esbozo de su estupendo discurso al recibir el premio Aragón: “Mi mundo es un mundo de personas, me interesan las personas, me gusta la gente, una muchacha en Tanzania o una en Plan esconden el mismo secreto, las dos pueden cambiar las cosas. A veces solo hay que tocar un poquito para que sea así, otras surgen héroes, no importa. Lo realmente diferencial es que todos tenemos ese potencial, he aprendido que hay que empoderarse para cambiar las cosas en tu casa, en tu entorno, en tu vida y en el mundo. Soy Carlos un muchacho de Benasque y estoy recibiendo el premio Aragón, en estos momentos una muchacha de Sahún y un muchacho de Beceite tienen una idea en su cabeza que puede revolucionar las cosas. Hagamos que su entorno se lo permita, digámosles que es posible.”
Volviendo a la administración, ¿Carlos Barrabés habría ido a buscar fuera ignorando y casi despreciando la capacidad de su equipo?. Creo que aprovecharé la accesibilidad de la red y se lo preguntaré a él mismo.
Marta, planteas un problema bien interesante. Quizá lo mas relevante de lo que escribes es saber que la asignatura de "recuperar la dignidad y el protagonismo de los empleados" necesita un fuerte empujón.
ResponderEliminarY enhorabuena por el blog. Por lo que escribes y por las referencias que das.
Juan Arana
Hola, como comenta Juan se plantea un problema muy interesante, pero este problema existe tanto en la administración publica como en las grandes empresas.
ResponderEliminarEn épocas de bonanza se tiende a despilfarrar, por una razón muy mala cuanto más gastas más puedes pedir para el año siguiente, al final es una manera de justificar pedir más.
El ejemplo de Barrabés igual no es de los mejores cuando no esta muy claro si juega en las mismas condiciones que los demás, siendo que el convenio inicial de Walqa tenía cosas no muy claras, llegando a haber acusaciones de competencia desleal
http://bases.cortesaragon.es/bases%5Cdisca2.nsf/(ID)/6DB6ABF169DFD25FC1256B750045C5E8?OpenDocument
Alberto Pérez
Muchas gracias, Marta.
ResponderEliminarSuperinteresante :-)
Cuenta con mi colaboración, seguro.
Delia
Alberto, es cierto que la ceguera para ver el valor de tus empleados no es un problema exclusivo de la administración pero yo creo que en este tema además de en otros muchos las empresas públicas deberían abrir camino.
ResponderEliminarLa realidad es que la administración se resiste terriblemente a adoptar cambios de nuevas formas de gestión más adaptadas a la situación del mundo de hoy: conectado, global y en crisis. Viva la crisis si hace de motor de cambio y nos obliga a abrir los ojos.
Gracias por el enlace de las cortes no lo conocía.